El minúsculo Mahahual es, en realidad, un gran “microuniverso” donde siempre –para bien o para mal- está pasando algo, no sólo bajo el agua, en nuestro maravilloso arrecife, sino fuera también, en los manglares, en el pueblo e, incluso, en negocios tan pequeños como el nuestro. Ante mis ojos de periodista son grandes historias desaprovechadas y, por eso, este blog servirá para contarles esos episodios cotidianos que pasan desapercibidos para la mayoría pero que son importantes para los que estamos detrás de esta pequeña fábrica de ilusiones que es Pepe Dive Mahahual. Asómensen a esta pequeña ventana con vistas a Mahahual y sepan, que por muchas cosas que aquí ocurran, siempre todo acaba igual… tranquilo y tropical.
Tras 40 años explorando los fondos marinos del planeta y 12.000 inmersiones en mi haber…, después de haber visto todo tipo de criaturas extraordinarias y vivido situaciones y experiencias únicas, hace unas semanas tuve el privilegio de ser testigo de un acontecimiento grandioso bajo las tranquilas aguas del Parque Nacional de Xcalak…
…una hembra de manatí pariendo a su cría…, sublime y doloroso a partes iguales.
Cada vez son más los niños que pasan por nuestra escuela de buceo. Se les detecta a distancia: son decididos, tienen desparpajo, lo saben todo sobre protección ambiental y aún no suelen medir más de un metro y medio. Son nuestros #pepedivers, que viene a ser lo que en mi generación llamaban JASP (jóvenes, aunque sobradamente preparados) y hoy llamarían PGB (pequeños grandes buzos).
Mahahual es un encantador pueblito de pescadores alejado del habitual ajetreo turístico de sus ciudades vecinas de Tulum, Playa del Carmen y Cancún. Y creo que no me equivoco si digo que es el último rincón de auténtico Caribe que le queda a México, ya que sigue conservando su autenticidad de población pesquera, asomada a las aguas turquesas del mar y donde todo es paz y tranquilidad.