El minúsculo Mahahual es, en realidad, un gran “microuniverso” donde siempre –para bien o para mal- está pasando algo, no sólo bajo el agua, en nuestro maravilloso arrecife, sino fuera también, en los manglares, en el pueblo e, incluso, en negocios tan pequeños como el nuestro. Ante mis ojos de periodista son grandes historias desaprovechadas y, por eso, este blog servirá para contarles esos episodios cotidianos que pasan desapercibidos para la mayoría pero que son importantes para los que estamos detrás de esta pequeña fábrica de ilusiones que es Pepe Dive Mahahual. Asómensen a esta pequeña ventana con vistas a Mahahual y sepan, que por muchas cosas que aquí ocurran, siempre todo acaba igual… tranquilo y tropical.
Cada vez son más. Entran por la puerta de la tienda y preguntan todo, se muestran inquietos, curiosos e, incluso, inquisidores…, creo que en algún momento dejaron de ser simples buzos para convertirse en lo que llamo “los devoradores de buceo”. Son como “yonkis” que ya no tienen suficiente con bucear en el idílico arrecife caribeño de Mahahual, quieren más, necesitan nitrógeno en vena.
Mahahual es un encantador pueblito de pescadores alejado del habitual ajetreo turístico de sus ciudades vecinas de Tulum, Playa del Carmen y Cancún. Y creo que no me equivoco si digo que es el último rincón de auténtico Caribe que le queda a México, ya que sigue conservando su autenticidad de población pesquera, asomada a las aguas turquesas del mar y donde todo es paz y tranquilidad.
¿Qué insondable sentimiento acoge al buzo cuando penetra en la penumbra de la cueva? Llevo más de 15 años haciéndolo y aun sigo dandole vueltas a esto…