El minúsculo Mahahual es, en realidad, un gran “microuniverso” donde siempre –para bien o para mal- está pasando algo, no sólo bajo el agua, en nuestro maravilloso arrecife, sino fuera también, en los manglares, en el pueblo e, incluso, en negocios tan pequeños como el nuestro. Ante mis ojos de periodista son grandes historias desaprovechadas y, por eso, este blog servirá para contarles esos episodios cotidianos que pasan desapercibidos para la mayoría pero que son importantes para los que estamos detrás de esta pequeña fábrica de ilusiones que es Pepe Dive Mahahual. Asómensen a esta pequeña ventana con vistas a Mahahual y sepan, que por muchas cosas que aquí ocurran, siempre todo acaba igual… tranquilo y tropical.
No falla…, al olor de la sangre acude el hambre. Estoy de pie en un fondo de arena a 25 metros de profundidad. Delante de mí, sólo mi amigo y socio Pepe Esteban, que me ha entregado sus aletas para poder moverse mejor andando por el suelo.
Mahahual es un encantador pueblito de pescadores alejado del habitual ajetreo turístico de sus ciudades vecinas de Tulúm, Playa del Carmen y Cancún. Y creo que no me equivoco si digo que es el último rincón de auténtico Caribe que le queda a México, ya que sigue conservando su autenticidad de población pesquera, asomada a las aguas turquesas del mar y donde todo es paz y tranquilidad.